viernes, 10 de julio de 2009

Momentos de Tango. BsAs 2004

En donde el autor infructuosamente rehuye un encuentro frontal con esta música, por temor a salir herido de melancolía, pero al final se abandona en un mar de lágrimas.



Rondando entre Palermo y Barracas, intento encontrar el tango sin buscarlo. Lo veo por allí, asomado en los rostros, sonando en los besos de saludo y despedida, girando entre miradas anónimas, mudo en la sombra, gritando en los graffitis y grabados de las paredes. Cantado en el dramático acento de las palabras, parco en el montón de iniciales y nombres abreviados necesarios para entenderse entre tanto montón de gentes. En el hambre imperiosa de vaciarse de estos seres desarraigados en este puerto que es como una isla. Rodrigo, mirando un atardecer glorioso que se viene desde Brasil, dice: “el porteño cree que siempre hubo una época mejor, un tiempo mejor, para ésta ciudad que, pienso es como una anciana refinada y larga, guapísima, que se cree única”, y que quizás, lo sea.

Rodrigo en un penthouse del Sheraton


Otoño en Buenos Aires
La turística calle Florida suena a Gardel, Hugo del Carril, Piazzola, lugares comunes mientras la tecnocumbia y rock nacional emprenden carrera otra vez. El otoño cae sobre las calles y la muchedumbre del centro. Fuera de la dorada influencia del sol, a la sombra, la luz es azul, triste y fría. Un músico de levita, pañuelo al cuello y años gastados, elegantes y sobrevivientes toca el bandoneón con aire melancólico, modernista. Casi se siente el scratch del tocadiscos. Y toda a media luz, la ciudad camina indiferente a un contemporáneo ritmo de dólares. Entre los escaparates y publicidades, dos hombres y una mujer se adueñan de la acera. Piden que los rodee el público. Los 2 varones, padre e hijo bailan una milonga. Ella danza con su sombrero en la mano buscando pesos vagos entre el público.

Entro a EL COLECCIONISTA, disquería especializada. Tanghuetto, de sonido electro melancólico me seduce. Compro algo de Cerati y Charly, pues el Rock, es Él. Que le vamos a hacer, esto es Argentina y todo es rebarato! Derrochada por las calles, la tarde va cayendo lentamente sin decidirse. Dentro de un bar con piernas, rojo, denso e intenso, Los Fabulosos Cadillacs aclaman su Matador. Tras la barra de vidrio una china hermosa en interiores de cuero me destapa una Quilmes. Sus ojos son tan grandes, verdes y tristes como las escenas nightvision de los bombardeos en Irak que ocurren en un TV sobre la barra. Afuera es Corrientes y la gente camina disparada.



Barrio de la Boca.
La Calle Caminito tiene un aire a otoño de 1900 que no termina. Frente al río, entre el barullo de la plaza y un café me cautiva un sonido más contemporáneo. Una pareja perfecta hasta el dolor danza en un tablado bajo los árboles frente a Barberia, resto-bar. APLAUSO! piden los meseros gays. La pareja se detiene. Él, me mira: Ahora sí vamos a ver si no se emocionan! Desde el equipo sale una milonga rápida y sincopada. Ella gira su espalda brillante bajo el sol que se escapa de un árbol que pierde sus hojas. Me retiro y salgo haciendo el Caminito que el turismo ha borrado. Gambeteo entre los pasos de las parejas de tango que se adornan frente a los cafés, entre las mesas, buscando clientes. Los chicos del barrio juegan a la pelota indiferentes. Detrás de una puerta de vidrio Sergio y Susana se lanzan en un abrazo de tango intenso, ardiente y producido al ver pasar los turistas. El bandoneón se sacude desde adentro unos usados Cambalache y Buenos Aires Querido, tocados hasta 4 veces por día, todos los días, todos los años. Qué importa, estoy en La Boca, así que brindo por las mañanas de mi niñez y un disco de Gardel, brindo por un Yo no se que me han hecho tus ojos, Sonja y quedamos Mano a Mano con el pasado. Susana me saca a bailar, pero mis caderas hechas de Arroyo, Blades, Fiol, se mueven demasiado y fracaso. Regreso a Palermo.




La Noche Porteña
Medianoche, acompañado de bulliciosos estudiante guayacos, entramos a La Cigalle. 3 botellas de vino, cerveza y pizzas. El D.J. pincha dos temas de tango electrónico cerca de las 2AM. Que no sabes si bailarlos, sufrirlos, tripearlos. Luces de navidad. Cortinas de cuerina. Ambiente de los 70´s. Cuerpos a oscuras. Dos rubias se besan. Entra un anciano ebrio y tambaleante de terno gris y da unos pasos, se pide un vino en la barra. 3AM. La música es Trance otra vez. El lugar se vacía. Salimos a la calle fría. Buscamos cigarrillos, comida, el bus de vuelta. Las cuadras iluminadas y ajenas pasan iguales, una tras otra, inagotables. La gente termina sus noches, ha dejado su ausencia y el silencio. La noche muere en el bus, repleto de conversaciones sonoras.


La cigalle


Metal
Camino en San Telmo por una calle iluminada que huele a pasta, vino y reggae. Llego al bar Torcuato Tasso en la calle Defensa donde un Sexteto de Milonga estremece una metrópoli de mesas y humo. No hay espacio para este parroquiano, que se devuelve a Plaza Dorrego. A lo lejos escucho tambores, candombe y murga. Rumbo a Parque Lezama va bajando una multitud compuesta de gentes variadas, caribeños, europeos, madres, hijos. Se confunden los colores, las miradas y olores verdes. El ambiente es denso. Se estaciona un carro de los sesenta repleto de sombras en su interior. Suben dos adolescentes recostados en un árbol. Hay licor en las manos. Yo cargo mi cámara bajo la chaqueta. Un rasta en bicicleta se acerca, toca mi mano y pide un cigarrillo con los ojos. Saco uno para él y otro para mi. Los enciendo mientras me mira. Asiente con la cabeza y se va. La murga desparece lentamente. Cenando en la plaza, se arma un duelo. Vos, dijiste algo!! grita un personaje en patines y le presenta una navaja a mis vecinos que conversan de minas, de la U, de la vida. Riña de miradas, frases cortas. No!, Y vos? Y VOS? El acero brilla. VOS DIJISTE ALGO? El extraño guarda su metal y se retira patinando hacia el Sur.

Encuentro Final
Aeropuerto de Eseiza. 5AM. La chica del counter dice que mi vuelo de regreso es mañana. He equivocado la fecha. Retorno a Bs. As. Otra oportunidad me espera en el depa. Me han dejado una nota:
Ricardo podemos irnos a esto esta noche ...
Leo la invitación.
Tango O4.
El Centro Cultural San Martín, se transforma con este ciclo en el lugar de Buenos Aires apto para disfrutar en vivo y a pocos metros del escenario la expresiones más fuertes y auténticas de las nuevas corrientes del tango...
Bueno nos vemos mas tarde y ahí me dice. Ana.
20:20. Ana, Alfredo y yo, turistas entre porteños de diversas edades, sexos, background sumergidos en un interior de paredes negras, sillones negros, escenario negro. El presentador vestido de negro coloca a los artistas en el mismo cielo de Piazzolla. Empieza un solo de bandoneón. Luego, Buenos Aires 3001, poema de autoría propio Horacio Ferrer, quien canta y declama frente a mi. De Troilo aparece el Sur, paredón y después. Se me empiezan a revolver las entrañas de nostalgia, de calle, de “ya nunca me verás como me vieras”, de ciudad, de presente y pasado. Retratos: al porteño y urbano Woody Allen, al gigante Atahualpa Yupanqui, a Gardel, las lágrimas saltan sin línea. El bandoneón exprimido y dilatado como un animal exangüe al final de cada tema, sacudido por los años y la pasión de su maestro. Piantao, la Guita! Feliz el que desea lo que tiene, dice el poeta que dice su amigo Héctor que dijo San Agustín: eso es la felicidad! Y más Tango. La calle Arenales. Algún cafecito. Momentos hechos de pasado viviendo ahora. Final. Aplausos, ovación de pie, soy el primero.

A la salida, entre mudos edificios, me encuentro atrapado por esos territorios sonoros del tango y el barrio, sus geometrías y melancolía. Por la noche y las ironías del hablar. El soplido del bandoneón se me suma en la cabeza al silencio de la neblina de otoño y al sonido metálico y eléctrico del subte vacío, que nos aleja del centro porteño.

Horacio Ferrer


Caracas, Puerto Colombia, Choroní, Chuao, Chichiriviche 2006

Aeropuerto, Maiquetia

Cayo. Chichiriviche

Ostrero, Cayo Sombrero, Chichiriviche

Teresa...! Princesa...! Belleza...! Cerveza!!!!!
Musica tradicional de tambores & hip hop

Tambores! Pto. Colombia

Juventud

Curvas, Polar, calor & color

Playa del Diario

Surf en el malecon. Pto. Colombioa

Niño pilas. Plaza, Chuao

Playa, Chuao

Puerto Colombia al caer la noche.

Simon Bolívar. Choroní

atardecer y costa del caribe

Ventana. Choroní

Bibiotecarias. Choroní

No decido cual. Pto. Colombia

Playa Grande. Pto. Colombia


Encuentro en la ruta. Parque Nacional Henri Pittier



Viaje por la Republica Bolivariana de Venezuela.
Reencuentro con Sonja.
Los sonidos y acentos del caribe.
No quise regresar